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Vámonos a dar una vuelta
en mi alfombra mágica.
Simbad de tus sietes mares
con ganas de fumarte hasta la enagua.
Las ranas alcanzan la estratosfera
bonita mía y yo soy un rana macho
cuando salto en los charcos de tu boca.
Deberías ver la tierra
desde esta cúpula ingrávida que es amarte.
Es un hermoso animal de agua
que respira pazciencia
y también suspira aroma a frutos moros
profundidad de melancolía y madreselvas.
Ya sabes que no uso anteojos
y desde acá arriba
pese a la envidia del Parnaso
puedo ver tu clítoris
haciéndome luces de colores
y hasta señales de humo
para que aterrice mi nombre
sin pedir permiso
ni a tus torres de controles.
Te lo avisé y te dio bronca
esa bronca de morder con rabia
tu propia bronca.
Porque flaca
fui yo quien le dio al sol un codazo en la ñata
y le puso los puntos
cuando estaba por acercarse a la atmósfera
para mirarte de cerca.
¿Entendes?
Yo te amo antes que se inventen los volcanes
el Padre Nuestro
y las Mil y Una...
Y ya era un joven dinosaurio
cuando vos no habías nacido
mordiéndole el culo a Dios
para que te traiga al mundo.
Mauricio Escribano
. Mauricio Escribano. Santa Catalina . Buenos Aires. 1966
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